¿Pueden algunas bebidas alcohólicas ayudar a las personas con depresión clínica a sentirse mejor?
La respuesta es… sí. Al menos en términos de bioquímica. En un estudio publicado en la revista Nature Communications, los investigadores de la Escuela de Medicina Wake Forest, del Wake Forest Baptist Medical Center(EE. UU.) descubrieron que el alcohol produce los mismos cambios neurales y moleculares que las drogas, sustancias que han demostrado ser muy eficaces antidepresivos.
«Debido a la alta comorbilidad entre el trastorno depresivo mayor y el alcoholismo, existe la hipótesis de automedicación ampliamente reconocida, lo que sugiere que los individuos deprimidos pueden recurrir a la bebida como medio para tratar su depresión. Ahora tenemos datos bioquímicos y de comportamiento para apoyar esta hipótesis«comenta Kimberly Raab-Graham, líder del trabajo.
NOTA: El estudio no sugiere que el alcohol pueda ser considerado tratamiento eficaz contra la depresión
Esto, sin embargo, no sugiere en absoluto que el alcohol pueda ser considerado como un tratamiento eficaz para la depresión, puesto que el peligro de automedicarse con alcohol es más que palpable. La línea entre emplearlo como herramienta útil o herramienta dañiña es muy fina: «en algún momento durante el uso repetido la automedicación se convierte en adicción«, sentencia Raab-Graham.
En su experimento con animales, los investigadores descubrieron que una sola dosis de alcohol demostró bloquear los receptores NMDA (proteínas asociadas con el aprendizaje y la memoria), y trabajar en conjunto con la proteína relacionada con el autismo FMRP para transformar un ácido llamado GABA de un inhibidor a un estimulador de la actividad neuronal. Estos cambios bioquímicos resultaron en un comportamiento no depresivo que duró al menos 24 horas.
El estudio evidenció que el alcohol siguió la misma vía bioquímica que los antidepresivos, produciendo al mismo tiempo efectos de comportamiento comparables a los observados en las personas. En los últimos años, dosis únicas de antidepresivos rápidos como la ketamina han demostrado ser capaces de aliviar los síntomas depresivos en cuestión de horas y durar hasta dos semanas, incluso en individuos que son resistentes a los antidepresivos tradicionales.
«Se necesita investigación adicional pero nuestros resultados proporcionan una base biológica para el instinto humano natural de automedicarse. También definen un mecanismo molecular que puede ser un contribuyente crítico a la comorbilidad que se produce con el trastorno por consumo de alcohol y el trastorno depresivo mayor», finaliza Raab-Graham.